La acción consiste en intentar saltar, derribar, escalar y golpear el muro de Berlín.
El muro de Berlín es símbolo de la guerra fría, proceso histórico que derivó en conflictos entre potencias mundiales y que tiene repercusiones hasta la actualidad como la contingente guerra de Israel contra Palestina. Su fachada es un recordatorio del límite ideológico que da sustento a la hipocresía de lo frío y caído. El bloqueo entre países, la violencia de Estado y el genocidio figuran una estructura sólida de represión y espantos, pero con aperturas intercaladas entre largos segmentos de muro.
Enfrentarse al muro evoca otro recordatorio, un balance en la correlación de fuerzas que sugiere el ser parte de una sociedad y su historia o unx individux en búsqueda de colectividad.
Pensar en las aperturas intercaladas del muro nos habla del restablecimiento de una esclavitud subjetiva y naturalizada, de dimensiones globales, institucionales y neoliberales. Por lo que intentar saltar, derribar, escalar y golpear propone una insistencia en visibilizar un muro que continúa erguido.